lunes, 15 de diciembre de 2014

La Navidad en el colegio

Llegada esta época del año comienza una espiral de actividades en el colegio para la que no ves luz hasta el día en que por fin llegan las vacaciones de Navidad. En esta ocasión la pesadilla comienza antes incluso de las propias tareas decorativas que llegarán a tu casa un día sí y otro también desde finales de noviembre. La pesadilla en nuestro caso llegó el día que se les ocurrió intentar poner de acuerdo a los padres del colegio sobre los actos con los que el centro celebraría la Navidad. No consigo entender quién ha sido el genio que ha pensado que sería posible alcanzar consenso. Comenzó una sucesión de correos y circulares con propuestas tan dispares que alcanzaban desde no celebrar nada para mantener el más puro espíritu laico, hasta organizar una función sobre el cuento de la Navidad o montar un Belén viviente. Después de una locura de debates absurdos se optó por lo más sencillo, hacer exactamente lo mismo del año pasado. Y del anterior.


En este punto empieza la carrera de manualidades. Un día decoramos una campana, al día siguiente  una estrella, otro día hacemos un chrismas, en otra ocasión los padres acuden al centro a hacer manualidades navideñas con los niños por si los pequeños no han tenido suficiente. He terminado saturada de cartulinas, pegamento, telas, pinturas, espumillón y purpurina. Pensaba que no tenía sentido agotar a los niños con tanta actividad navideña hasta comprobar con mis propios ojos que los niños hacer, lo que se dice hacer, han hecho poco. Allí llega un pobre incauto con su cartulina churreteada de pegamento y color, con alguna suerte de brillantina por alguna esquina, cuando de repente te encuentras con trabajos dignos de pequeños genios, más propios de Picasso en su etapa azul que de niños de cuatro y cinco años. Ante semejante fraude me pregunto cómo he podido yo terminar hasta el gorro de manualidades. No puedo imaginar cómo estarán los padres artistas de la goma eva y el bricolaje.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

Detalles de personalidad (II)

No me admira. No soy para ella fuente de inspiración ni tiene el mínimo interés en parecerse a mí. Es más, yo diría que con cada gesto pretende marcar distancias y demostrar que es muy opuesta a mí. Como si estuviese en plena adolescencia.

No lo entiendo. Se supone que está en la tierna edad en la que yo debería ser un ídolo para ella, en la que debería intentar imitarme y admiraría cada uno de mis pasos. Si atraviesa esta época en la que las madres somos heroínas para nuestros hijos y yo he pasado sin pena ni gloria para ella, me temo que posiblemente nunca disfrutaré de las mieles de sus elogios.

No recuerdo ninguna vez que me haya dicho que estoy guapa. En pocos momentos me regala algún halago porque considere algo bien hecho. Normalmente, aquellas cosas que para cualquier niño despertarían un gesto de gratitud hacia su madre, ella las suele evaluar con un “bueno…”. Es extraño porque Teresa no es una niña desagradecida, egoísta, poco cariñosa o despegada. Es algo que le ocurre solamente conmigo. Es exigente y el listón siempre lo pone por encima de lo que yo podría alcanzar. 

No le fascina mi trabajo ni quiere seguir mis pasos. Si dibujamos juntas odiará lo que yo he hecho. Nunca reconocerá que le gusta como voy vestida, lo más cerca que he estado de recibir un piropo es preguntar si lo que llevo puesto podrá ser para ella cuando crezca. Así es Teresa conmigo, exigente e inflexible, aunque eso sí, nunca escatima un te quiero.

martes, 18 de noviembre de 2014

Demasiado tarde

En esto de la maternidad ha habido muchas cosas que, lamentablemente, he aprendido tarde. Me refiero a cuestiones para las que antes de ser madre tenía idealizadas y que, ingenua de mí, una vez que me iniciaba en esta faceta estaba deseando descubrir.
Una de estas cosas que esperaba con inquietud era el momento confraternización con otros padres del colegio. Pensaba que encontrarme a madres y padres con hijos de la misma edad que mi hija supondría una oportunidad para compartir experiencias, intercambiar opiniones y poder encontrar soluciones a retos que se van planteando en el día a día. Pobre inocente.
Madres y padres del mundo, si leéis esto y todavía estáis a tiempo, huid de los grupos de padres del colegio. Olvidad la parte maquillada de esa conversación inocente sobre juegos compartidos en el patio del colegio. No caigáis en la trampa. Si todavía tenéis una oportunidad, reducid el contacto a la mínima expresión, a lo estrictamente aceptable según las normas de la buena educación.
Para mí ya es tarde. Yo ya he entrado en la espirar cumpleañera de dos al mes como mínimo, en el bucle de los fines de semana destinados a excursiones por el bosque, en la carrera por alcanzar el cupo razonable de espectáculos teatrales, cuentacuentos, conciertos, números de magia y un sin fin de cosas más. He perdido la autonomía de mis fines de semana y a veces llego a pensar que perderé la autonomía de mi propia vida. Y yo, en todo este vendaval de actividades, me dejo arrastrar impotente, como quien no puede luchar contracorriente,  incapaz de hacerle frente.

El tema de los grupos de whatsapp merece mención aparte. El nuestro tiene el original título de Supermamis.

martes, 11 de noviembre de 2014

Detalles de personalidad (I)

Por las mañanas se despierta de buen humor, y a veces incluso con muchas ganas de hablar, de cualquier cosa. El carácter le puede cambiar radicalmente si la ropa que he preparado no le gusta. No quiere abrigarse y siempre, siempre, siempre preferirá vestido antes que pantalón.
Le gusta bailar y se inventa todo tipo de coreografías, pero no lo hace para ella, quiere que la mire todo el rato, sin perder detalle. También le gusta la música, aunque siempre es reacia a escuchar algo nuevo y nunca, bajo ningún concepto, permite que yo cante. Como no le hago caso en mi casa las canciones suelen terminar en enfado.
Es familiar, le gusta estar con los abuelos y los primos y los echa de menos cuando no los puede ver. Le interesan las cosas del pasado que ella no ha vivido y cómo era nuestra vida de pequeños.
Es mimosa y le gustan las caricias. Al mínimo descuido está pidiendo que le acaricies la espalda. No tiene cosquillas en los pies. Es de risa fácil y le encanta gastar bromas. Hay momentos en los que algún comentario absurdo le hace reír tanto que le cuesta respirar y te pide que pares.


No tiene ningún reparo en decir te quiero pero cuando más los regala es en los momentos en los que se recuesta a mi lado o cuando se va a dormir. Entonces sus te quiero van acompañados de abrazos, besos y comparaciones infinitas (hasta la luna y más, todas las estrellas y los planetas y vuelta…), y te aprieta tanto que de verdad sientes que te adora más que a nada en este mundo.

viernes, 7 de noviembre de 2014

Decíamos ayer...


Después de tanto tiempo hoy vuelvo a pasar por este blog, con algo de vergüenza incluso por el abandono. Y ahora que estoy aquí de nuevo, me pregunto qué fue lo que hizo que lo dejase, ¿por qué dejó de parecerme gratificante contar las cosas que volvía a descubrir gracias a la experiencia de la maternidad? Pues no lo sé, la verdad. 


El caso es que hoy me veo aquí otra vez, con ganas de contar cosas, no sé si por mucho tiempo y si todavía encontraré algún lector despistado. En este tiempo, han pasado muchas cosas y no ha pasado casi nada, según se mire. Lo que no ha cambiado es la manera maravillosa en que cada día Teresa me hace redescubrir el mundo.

viernes, 25 de enero de 2013

Cuatro años

El día veinticinco de enero de hace cuatro años a esta hora todavía no había nacido Teresa y yo, aunque creía estar preparada, ni siquiera imaginaba el cambio que iba a experimentar. Había leído mucho, había escuchado todo tipo de consejos, pregunté a todo el mundo que pudiera contarme sus experiencias, y sin embargo me doy cuenta que todo esto no sirvió para explicar la transformación que, un cuerpecito pequeño y unos ojos tan abiertos mirándome fijamente, iban a provocar en mí. Y la transformación fue creciendo con el paso de los días, a medida que nos conocíamos y nos adaptábamos la una a la otra. Mis necesidades, mis prioridades, mis deseos y mis esperanzas han pasado de ser las mías propias a ser las de Teresa sin darme cuenta y sin hacer esfuerzo alguno. No creo que haya en este mundo algo más parecido a la magia.

Han pasado cuatro años en un suspiro. Hoy se ha despertado antes de lo habitual, enseñándome cuatro deditos en una mano y diciendo que hoy es un día especial. Y es tan especial que estoy emocionada y con la lágrima fácil, pensando en cómo podría yo agradecer al universo que me haya dado la oportunidad de ser su mamá y compartir con ella la vida.

¡Feliz cumpleaños Teresa! 

lunes, 26 de noviembre de 2012

Descubriendo nuevos miedos



Teresa está enfrentándose a nuevos miedos en esta etapa de desarrollo. Crece tan rápido que a veces nos cuesta encontrar respuestas para las preguntas que plantea y más ahora que sus cuestiones tienen que ver con temas existenciales. ¡Ojala tuviese la contestación adecuada!
Ha descubierto que las personas mueren y que cuando esto ocurre no las vuelves a ver más. Hasta ahora no ha vivido experiencias cercanas o familiares y no estoy muy segura de que sea consciente realmente de lo que supone pero si es cierto que relaciona la muerte con la vejez y que es muy normal que pregunte por el tema casi a diario. También dice que las personas que se mueren están en el cielo y de este modo surgió una de las conversaciones más surrealistas que hemos tenido últimamente.
Volviendo de viaje en el coche después de una visita a los abuelos me preguntó:
-¿Mamá, los muertos que están en el cielo hacen pipí?
Imagino que estaría pensando si se podría mojar cada vez que alguien de ahí arriba tuviese esta necesidad así que le contesté que sí pero que seguramente también en el cielo habría servicios.
Después de un rato en silencio volvió con el tema.
- ¿Y qué comen?
Del mismo modo, intenté normalizar al máximo el asunto y le dije que supongo que comerán de todo.
- Mamá, el abuelo que es el más viejo se va a morir el primero.
Vaya tela, con la niña. Le comenté que el abuelo no es tan mayor y que como ella es muy pequeña le parece viejo, pero no lo es.
- Yo no quiero que se muera. ¿Cuándo van a vender las pastillas para que no se muera la gente?
Me doy cuenta que este tema lo ha sacado con más familiares y alguien le habrá hablado de una pastilla milagrosa. Creo que por el momento puede ser la mejor opción para tranquilizarla así que no me quedó otra que contestarle que muy pronto.
Como ya he dicho este tema suele salir a menudo últimamente. En otra ocasión, el abuelo venía de dar el pésame a un amigo por la muerte de un familiar y me preguntó:
-¿Qué es dar el pésame, mamá?
- Pues es decirle a la familia de la persona que se ha muerto que lo siente mucho, le dije.
Su interpretación me dejó atónita
- Pero, ¿es que la ha matado el abuelo?