viernes, 7 de mayo de 2010

Tolerancia cero con los intolerantes


Desde hace tiempo, cada vez que me encuentro con situaciones que no me gustan, una idea me ronda la cabeza: ¿me estoy volviendo cada vez más intolerante? Cierto, ya estoy convencida al cien por cien. Yo que siempre me creí paradigma de la libertad, respetuosa con opiniones contrarias y con unas tragaderas enormes para cuestiones con las que no estoy para nada de acuerdo, resulta que mi cabeza, mi temperamento y hasta mi ego más interno han dicho todos juntos “basta, tolerancia cero con los intolerantes”.

Ya no estoy dispuesta a discutir según qué temas, ni soporto rebatir argumentos arcaicos con gente que es capaz de encenderme hasta hacer que la vena del cuello parezca a punto de estallar.

Todo esto viene a cuento de la Iglesia (con mayúscula) y su particular modelo de familia que, por todos los medios, intentan imponer como único modelo legal. Como nos descuidemos imponen un carné de autenticidad y veríamos entonces quién narices supera la prueba.

Aunque me encienda mucho este tema, no seré yo quien salga a la calle a decir a nadie cómo debe ser una familia e intentar sentar cátedra en el asunto, como sí hacen ellos desde sus púlpitos. Mucho menos entraré en el tema de las peras y las manzanas. Sin embargo, sí estoy convencida de que un matrimonio civil, un divorciado con hijos, los abuelos que crían a sus hijos, dos mujeres o dos hombres que se aman, todos ellos son una familia, del mismo modo que tantos otros ejemplos como familias mismas hay.

Todo esto lo escribo aquí para desahogarme un poco, porque lo que es discutir, argumentar o refutar opiniones contrarias; YO, YA HE DESISTIDO. Eso sí, quien quiera opinar lo contrario es muy libre, pero que no espere que yo le rebata.



2 comentarios:

  1. Yo tuve una época en la que me indignaba mucho con los comentarios de la Iglesia. Luego me di cuenta de que si yo no pertenecía a ella, por mi como si querían decir que la tierra es plana. Hay cosas que son tan evidentes que caen por su propio peso.

    De todas formas, sobre la tolerancia/intolerancia se podría escribir largo y tendido. Yo he intentado por todos los medios ser más tolerante, pero ha llegado un punto en el que me he dado cuenta de que no puedo hacer otra cosa salvo llamar a las cosas por su nombre. Y es que con este rollo de ser tolerantes con todos/todo estamos practicando, muchas veces, un relativismo moral que no me gusta nada. Creo que no todo vale ni todo es correcto, por mucho que otro lo crea/practique/divulgue.

    Volviendo al tema de la Iglesia, yo me quedaría bien tranquila. Hay 4 gatos que estén de acuerdo con ellos y, como sigan así, estoy segura de que tienen muy mal futuro. Tiempo al tiempo.

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  2. Yo hace mucho que no discuto con gente que se que no se puede discutir. Ellos tienen sus ideas, yo las mias y como no vamos a llegar a ningún acuerdo para que gastar saliva. Suelo ser una persona bastante tolerante con todo y todos pero claro también tengo mis límites.

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