Cuantos trastos me habría yo ahorrado en casa si volviese atrás en el tiempo. Desde que nació Teresa he ido perdiendo espacios y acostumbrándome a convivir con trastos por cualquier parte de la casa. Les he buscado rincones, rincones en el salón para aquellos que más uso tenían, incluida la cocinita. Hasta ahora todo tenía medianamente un orden, había ratos que los juguetes parecían una alfombra pero en poco tiempo se terminaba el juego y vuelta a su sitio. Pero qué de cosas cambiaría si hubiese sido consciente de que es ahora cuando realmente disfruta de los juguetes. Y eso que yo he sido de las que he pedido a todo el mundo que no regalase por regalar, que no hay que llevar siempre alguna cosa a la niña, que los regalos son para ocasiones especiales y todas esas cosas que te hacen quedar como la mala delante de la gente, mientras el padre sonríe, recibe con agrado los obsequios y se presenta como el simpático de la pareja. Debe ser que no impongo ningún respeto porque nadie, absolutamente nadie, ni familia, ni amigos, me han hecho caso. Así me ha ido, que para no tener que mudarme he llenado ya, en diversas ocasiones y aprovechando la ausencia de Teresa y su papá, bolsas de basura tamaño comunidad con utensilios de juego que yo misma voy discriminando. Ha habido veces que me he pasado, lo noto cuando los echan en falta. “Ya aparecerá”, suelo decir, consciente de que anda muy lejos.
Sin embargo creo que a partir de ahora el tema va a estar más complicado. Teresa busca y rebusca por todos sitios donde sabe que hay juguetes y va sacando una cosa u otra, se sorprende con objetos que tenía olvidados, los utiliza, juega, se pasa ratos largos entretenida, pregunta por juegos concretos que recuerda perfectamente y los reclama o te dice “no lo busco, mamá”, en lugar de no lo encuentro. El orden en las cosas dura milésimas de segundo, justo el tiempo que termino de colocarlas, inmediatamente después llegan unas manitas para revolverlo todo y decir “eto me sirve”. Las sartenes y ollas de su cocinita llenan mi lavavajillas, su reno, tamaño bulldog se sienta en mi sofá, si Teresa viene por la noche a mi cama la acompañan Pinkinico y las tres mellizas, los cuentos están relegando a mis libros en las estanterías, y sus instrumentos musicales, llámese trompeta o tambor, suenan a cualquier hora. Recientemente también ha redescubierto una colchoneta. Dice que es un castillo hinchable y no para de saltar como una loca. También la utiliza para hacer “ninnasia” y levanta las piernas mientras está tumbada en ella, por supuesto en mitad del salón.
A la hora de salir a la calle, siempre va con su cochecito y cada día dice que le toca pasear a alguno de sus muñecos, últimamente es Upsy Daisy la más afortunada, menuda racha lleva. No nos podemos olvidar de su bolso donde guarda alguno de sus móviles y unas llaves de plástico. Además ahora muchas veces nos acompaña un gato, este no sé de dónde ha salido, pero le encanta jugar a tirarlo para arriba y que yo lo coja, se llama minifú.
Ayer vio a una niña con una moto de plástico de dos ruedas en la que se desplazaba empujándose con los pies y rápidamente pidió una igual. Yo ya sabía que le iba a gustar porque hace tiempo en un hipermercado fui yo la que la incitó a probar una y le encantó. Ha llegado el momento peligroso en que quiere todo lo que ve.
Y así estamos, intentando mantener un equilibrio entre lo que supone disfrutar tremendamente de los juguetes y conservar un orden mínimo para que no piensen que tenemos el síndrome de Diógenes.
Yo también tengo la casa llena de juguetes y no he comprado ni uno solo (bueno si, un correpasillos), como tu he pedido desde el principio que por favor no traigan juguetes cada vez que vienen a ver a la niña, pero con 15 meses tiene más juguetes de los que podrá usar en toda su vida...
ResponderEliminarElla todavía no les hace mucho caso, a lo que más a los libros y los bloques para apilar, los peluches, muñecas etc ni los mira...
Y le he dado a enviar sin mandarte un abrazote :)
ResponderEliminarJajajajaa, es lo que toca!!!
ResponderEliminarNuria, no puedo con Teresa qué va con su bolso y alguno de sus móviles en él y las llaves..
ResponderEliminartu bebota no puede ser más femenina...me encanta!
Ay si, me lo imagino perfectamente, yo estoy ordenando su cuarto mientras él va desordenando el salón. Así no acabamos nunca! "Es que necesito la excavadora mamá" Introduce el juego imaginativo, Nuria, no sabes lo cómodo que es salir de casa con el bebé rinoceronte bueno, no se nos olvida nunca! Ja, ja!
ResponderEliminarIra, pues aunque ahora no les haga mucho caso ya verás dentro de un tiempo... Lo bueno es que si no se los dejas mucho a la vista para ella serán como nuevos!
ResponderEliminarMamácc, ya verás cuando te llegue...
Mamá de un bebote, sí es así la niña, y no será porque me imite, porque yo no llevo bolso casi nunca, lo único que puede verme es el bolso para transportar sus toallitas, agua y demás enseres, y no es precisamente femenino.
Mamá de parrulin, no he contado lo del juego imaginativo pero quédate muerta, porque habla incluso de su seño y dice que le regaña si no hace la tarea, y eso que no ha pisado en su vida una guardería, jajaja.
Nosotros tb estamos a tope de juguetes!! Intento dosificarselos y guardar algunos pero es que traen muchos. Y como bien dices hay algunos momentos en los que hay que parar y decir "a guardar" porque ya casi no nos podemos ni mover jejeje. Un besazo fuerte
ResponderEliminarPues en nuestra casa más de lo mismo, aunque van ganando por goleada los peluches, al próximo que me traiga un peluche tamaño caballo, sale con él directamente por la ventana!
ResponderEliminaryo siempre he opinado igual en lo de decir a todo el mundo de no reglara tantos juguetes, yo no soy muy partidaria. De todas formas, llegado el momento,los juguetes que no use se irán a divertir a otros niños, eso siempre lo tuve claro,me daría mucha penita tirarlos a la basura.
Un besote
Ay Nuria, acabo de llegar a tu blog y estoy encantada de leerte y conocer también a Teresa! Yo también tengo la casa hecha un recorte y eso que no tenemos muchos juguetes, pero a base de gustarle cosas una las va dejando que ocupen espacio en los lugares comunes, me consuelo pensando que también es su casa y así me alegra el día ver una ristra de peces colgando de la lámpara del salón... Un beso!
ResponderEliminarMadre mía, todavía no he llegado al punto en que le gusten sus juguetes y he probado de todo, solo le gustan los "nenes". Tengo bebés por toda la casa...a veces hasta acojonan. ¿y cuado dices que los va a utilizar? De momento es la cocina su nuevo rincón de juegos...Por aquí me quedo!
ResponderEliminarPor cierto, tiene que ser un escándalo de nena, con bolso y todo!
ResponderEliminarNuria, cariño, te he dejado un premio en mi blog por ser una supermamá!
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