Después de tantos días de fiesta cuesta volver a la rutina, aunque también se agradece el orden que conlleva porque hemos terminado agotados. Teresa ha disfrutado mucho con las fiestas, las reuniones, los reyes magos y sobre todo con papá que ha estado con ella todas las vacaciones. Pero aunque lo ha pasado muy bien también ha acusado en algunos momentos el cansancio, tanto que alguno de estos días temí que estuviese entrando en esa fase de la que tanto he oído hablar “los terribles dos años”.
A mi me cuesta creer que cada una de las etapas de los niños se pueda catalogar y que todos pasen por fases con comportamientos similares que se puedan etiquetar de manera rigurosa, pero ante la necesidad de encontrar respuestas y el asombro de que mi hija parecía otra niña, me dejé llevar y ya estaba yo (la experta, jaja) explicándole a papá que, justo un mes antes de que cumpliese los dos años Teresa entraba en “los terribles dos”. A partir de este momento nos enfrentaríamos a rabietas, negaciones continuas, negociaciones permanentes, llantos sin explicación, irritabilidad constante, y no se cuantas cosas más. Por momentos he tenido la sensación de que me habían cambiado a mi hija. Me ha desafiado, se ha negado en rotundo a hacer cosas que normalmente realiza sin esfuerzo, se ha mostrado arisca con la gente, se ha negado a jugar con sus amigos y ha llorado por cualquier cosa. Cualquiera que lea esto puede entender que son actitudes muy normales en niños de la edad de Teresa, incluso yo misma no lo encuentro tan extraño ahora que lo escribo pero aseguro que durante unos días he notado cambios importantes. Sin embargo las alarmas se han desvanecido, ha sido recuperar la normalidad y Teresa es la de siempre, al menos por el momento no hay señales de que estemos en esa etapa. Muchas veces no sé si Teresa ha pasado por todas o soy yo quien intenta encajar su crecimiento en cada una de ellas. Al final, como se suele decir, la explicación más sencilla suele ser la más acertada, y es que los cambios en las rutinas a los niños no les suelen sentar bien y los dejan agotados (como a los adultos).
pues yo diría que la explicación es un poco de todo: por un lado los cambios en la rutina, la excitación y el agotamiento. Tanta gente pendiente de ella al final la agobia, y con razón. Pero por otro lado lo de los terribles dos no lo veo yo tan descabellado, que yo los estoy sufriendo hace meses, y conozco un montón de casos... aunque espero equivocarme! :)
ResponderEliminarComo te dice Pequeñas Cosas, al final es un poco de todo. Al final todos los niños acaban pasando por las mismas fases, unos antes, otros después, unos con mayor intensidad que otros... pero lo que es librarse, lo dudo!.
ResponderEliminarBueno, pues por lo que dicen por aqui, disfruta del mes que te queda y coge fuerzas...porque te van a hacer falta!
ResponderEliminarBesos.
está claro que para los niños lo mejor es la rutina y si es la época de los dos, pues ánimo y paciencia!
ResponderEliminarNo tengo ni idea porque aún no he pasado por eso, pero me imagino que si estos días nos alteran a los adultos a los niños mucho más.
ResponderEliminarSi hay que pasar por esa etapa... pues habrá que armarse de paciencia.
Mi pequeña tiene casi 5 meses y nuestras rutinas no son demasiado estrictas pero aun con eso ha llegado al final de las Navidades muy irascible y agotada; así que tengo q reconocer que sí que les afecta a los chiquillos lis cambios. De lis terribles 2 no te puedo hablar xq no los he pasado aun. Un besazo fuerte
ResponderEliminar¿"terribles dos"? creo que lo que ocurre es que los niños a esa edad van mostrando su personalidad y, si lo que los padres marcamos no es de su gusto, muestran su disconformidad, ¿como? como saben: llorando, pataleando, gritando o haciendo eso que tanto nos saca de quicio... ya no son peleles sino personitas que expresan sus gustos y necesidades.. María tiene algo más de dos años y medio y a mi, a nosotros, nos parece que está en una edad fantástica y divertidisima!! a pesar de sus cabezonerías..
ResponderEliminareso si, VIVA la vuelta a la rutina!!
Los niños son animales de rutina, está claro. Todo lo que se salga de lo que suelen hacer habitualmente, les altera un montón a los pobres.
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