Dos años han pasado ya… Justo cuando empiezo a escribir esta entrada estabas naciendo, Teresa. Ni verte pude. Llegaste con tres vueltas de cordón y te habías hecho caca. Rápidamente te aspiraron y tu padre era quien me iba diciendo lo bonita que eras y los ojos tan abiertos que tenías. Las caras del personal cambiaron de repente y la tensión se respiraba en la sala mientras yo estaba asustada, desorientada e intentando descifrar algún gesto en alguien para conocer la realidad del estado de mi hija. La llamada al pediatra con urgencia no me tranquilizó en absoluto. Mientras te observaba me dijo que esperaríamos un poco para ver si se calmaba ese gemido que tenías o rompías a llorar de una vez. De todos los comentarios, de todas las conversaciones, me llamó la atención la respuesta que el pediatra dio a una enfermera que preguntó qué hacían con la niña: “la viste como a las demás y la sube a la habitación”. Puede parecer una tontería, pero en ese momento pensé que mi hija iba a morir.
Durante un rato estuvimos los tres; papá, tú y yo. Te abracé con fuerza mientras me mirabas fijamente, reconociéndome. En ese momento le dije a papá que te querríamos por encima de todo y que estaríamos preparados para lo que fuera. Él sólo pidió que si debíamos enfrentarnos a alguna enfermedad, al menos se tratase de algo por lo que tú no sufrieras. En ese momento el pediatra entró y nos hizo caer en la cuenta de que tu gemido era menos intenso, era una buena señal.
Mientras yo estaba en la habitación, rodeada de gente a la que no podía ni siquiera escuchar, papá estuvo contigo cuando te hacían una placa torácica para ver el estado de los pulmones. En el trayecto en el que él mismo te llevó en sus brazos te iba diciendo “Llora Teresa, llora con fuerza, llora toda tu vida si quieres”. Estoy segura de que fue el peor momento de su vida. Y más tarde, cuando estuvimos solos me contó que lloró como un niño cuando el médico le dijo finalmente que estabas bien y que no había que hacer más pruebas. Tu llegada al mundo fue así, superando obstáculos, dando ruido, poniéndonos a prueba, como tú eres.
Esa noche ya la pasaste conmigo en la cama, como tantas otras noches en estos cortos dos años. Y en tan poco tiempo cuánto habíamos cambiado todos, cuánto se nos removió por dentro, cómo nos hiciste ver las cosas importantes de la vida.
Me has hecho llorar!!!! Felicidades Teresa!
ResponderEliminarA mí también me has hecho llorar, qué experiencia tan horrible! Feliz cumpleaños chiquitina!
ResponderEliminarAunque ya lo sabia, se encoge el estómago al leerlo... así que este año aún más FELICIDADES Teresa y a su mamá, que hoy cumple dos años de su nueva vida!! mchs bss y sigue disfrutando de tu pequeña-gran familia
ResponderEliminarMuchas felicidades!
ResponderEliminarSiento mucho ese rato tan traumático, os entiendo bien,mi hija nació en la semana 33 y asfixiada, nada más nacer se fue a la UCIN sin que pudiéramos tocarla siquiera y estuvo ingresada entre la UCI y neonatos 19 largos días que no dejan de doler.
Muchisimas felicidades¡¡¡
ResponderEliminarMe he emocionado leyendote, que duro tuvo que ser.
Afortunadamnete todo salio bien.
Un abrazo
Felicidades Teresa!!! Se me han saltado las lagrimas leyendo lo duro que debió ser pero vuestra niña esta fenomenal!!! Me alegro por esos dos años tan bien cumplidos. Que guapa es!!! Un besazo fuerte y felicidades a los tres!!
ResponderEliminarBueno no era mi intención que saliese una entrada tan triste pero es que me puse melancólica, un beso a todas.
ResponderEliminarQue rabia me da tener que decirte FELICIDADES TERESA!!!!!, mientras se me caen las lágrimas.
ResponderEliminarAsí que sorbo el moco una vez más y sonrio para decirte MUCHAS FELICIDADES PRECIOSA!!!!, eres todo una luchadora!!!!!
Y felicidades a los papis, también.
Millones de besos y que disfruteis el día.
Pues ahora toca celebrar el cumpleaños por todo lo alto. Un abrazo
ResponderEliminarEstoy llorando como una boba!! Menos mal que todo terminó bien, estos bebes son mas fuertes de lo que pensamos! muchas felicidades!!!
ResponderEliminar