Después de los días de fiesta podría decir que estoy en plena resaca navideña. Y digo días de fiesta por decir algo ya que en realidad lo que hemos disfrutado es un fin de semana normal y corriente pero con tantos actos concentrados que todavía no me he recuperado.
La Noche Buena la pasamos en casa de mis padres, con toda la familia y por tanto con muchos primos. Teresa llegó contentísima y no dejaba de saltar cada vez que llamaban a la puerta. Yo sabía que para ella era un acontecimiento y durante todo el día ya me hablaba del abuelo y de su prima María, de la fiesta y de los villancicos. No hubo que hacer mucho esfuerzo para que los niños se sentaran a la mesa y Teresa comió muchísimo, pero sobre todo disfrutó con los bombones que había hecho su papá, tanto que tuvimos que esconderlos. Con los nervios no consiguió dormir siesta, así que yo pensaba que se dormiría prontísimo. Qué equivocada estaba, no se durmió antes de las doce y media y encima me tuve que acostar con ella. Una vez que se durmió nosotros aprovechamos para salir con mis amigos y lo pasamos genial después de tanto tiempo sin verlos. Cuando llegamos, para mi sorpresa, Teresa se había despertado y allí estaba con ella la santa abuela. No tardó nada en volverse a dormir, en cuanto me acosté, pero el problema llegó al día siguiente. Se despertó penosa, yo ya sabía que no había descansado todo lo que necesita y estuvo durante toda la mañana penosa y llorando todo el rato. Es la primera vez que la veo así. Por suerte, con una siesta se arregló todo y volvió a ser la misma niña de siempre. De nuevo tuvimos comida familiar y juegos con los primos hasta que por la tarde regresamos a casa.
Hoy lunes todavía arrastro el cansancio en el trabajo porque, todo hay que decirlo, no tengo vacaciones. Eso sí, Teresa y papá dormían placidamente cuando yo salí de casa esta mañana, qué envidia.
Qué bien lo pasasteis!
ResponderEliminarQ guay!! Me alegro q lo pasarais tan bien!
ResponderEliminarQué bien lo pasasteis, sobre todo la peque!
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