Una de las cosas que cuando no tienes hijos te resulta un tanto extraña o incluso de frikis es esa “manía” que tienen los padres por contar la edad de sus retoños en meses. Para mí, antes de la maternidad, siempre fue un misterio e incluso llegué a considerar que había algo sectario en la gente que hablaba en estos términos. Me quedaba atónita cuando escuchaba algo así como “mi hijo ya tiene 23 meses”… y yo pensaba que por qué no decir que pronto cumplirá dos años.
Pero ay amiga, la maternidad te proporciona tantas respuestas… Hay tantas cosas que he conseguido entender en tan poco tiempo que podría dar clases, sobre todo de aquellos asuntos absurdos que antes de quedarte embarazada ni te planteas y que son tan estúpidos que nadie se preocupa por contarte cuando tienes a tu bebé.
Cuando nace el bebé te das cuenta de que los cambios son tan rápidos y la evolución tan vertiginosa que no sería extraño contar el tiempo que tiene por semanas, días o incluso minutos (no dudo que habrá padres que lo hagan). A esto hay que sumar que la vida social del bebé es tan ajetreada que hay que emplear una agenda para no olvidar ninguna de sus citas con las vacunas, revisiones médicas, cambio de alimentación, etc.
Para esto la madre tiene un periodo de entrenamiento durante el embarazo. En ese tiempo yo ya me fui acostumbrando a conocer la evolución de Teresa semana a semana, por lo que este hecho misterioso en el sentido de la medida, como en tantas otras cosas, no suele ser un cambio radical.
Pero ahora te ves convertida en una de esas personas que emplea meses y semanas para medir la edad de los niños y que en el almanaque no señala los días festivos sino las fechas de las citas médicas. Puedes pasar dos temporadas realizando combinaciones varias con tu vestuario pero es impensable que sobrepasen dos semanas sin que el armario de la niña incorpore algún nuevo modelito, con lo cual ya eres más que consciente de que un bebé no tiene la misma talla con 3 meses que con 16 semanas pero por suerte, las empresas textiles todavía son bondadosas, XD.
Pero ay amiga, la maternidad te proporciona tantas respuestas… Hay tantas cosas que he conseguido entender en tan poco tiempo que podría dar clases, sobre todo de aquellos asuntos absurdos que antes de quedarte embarazada ni te planteas y que son tan estúpidos que nadie se preocupa por contarte cuando tienes a tu bebé.
Cuando nace el bebé te das cuenta de que los cambios son tan rápidos y la evolución tan vertiginosa que no sería extraño contar el tiempo que tiene por semanas, días o incluso minutos (no dudo que habrá padres que lo hagan). A esto hay que sumar que la vida social del bebé es tan ajetreada que hay que emplear una agenda para no olvidar ninguna de sus citas con las vacunas, revisiones médicas, cambio de alimentación, etc.
Para esto la madre tiene un periodo de entrenamiento durante el embarazo. En ese tiempo yo ya me fui acostumbrando a conocer la evolución de Teresa semana a semana, por lo que este hecho misterioso en el sentido de la medida, como en tantas otras cosas, no suele ser un cambio radical.
Pero ahora te ves convertida en una de esas personas que emplea meses y semanas para medir la edad de los niños y que en el almanaque no señala los días festivos sino las fechas de las citas médicas. Puedes pasar dos temporadas realizando combinaciones varias con tu vestuario pero es impensable que sobrepasen dos semanas sin que el armario de la niña incorpore algún nuevo modelito, con lo cual ya eres más que consciente de que un bebé no tiene la misma talla con 3 meses que con 16 semanas pero por suerte, las empresas textiles todavía son bondadosas, XD.
Nuria, me encanta que escribas cosas de Teresa, porque asi me entero yo de como se va haciendo mayor, de como va aprendiendo y de lo graciosa y lo guapa que está, ya que la veo poquito. Soy una fiel seguidora de tu blog. Muchos besos. Rocío
ResponderEliminarTotalmente cierto!
ResponderEliminar(No conocia tu blog, he llegado por tu comentario en el mio)