miércoles, 2 de diciembre de 2009

Acumulando sueño



Desde hace unos días voy acumulando sueño. No veo el momento de que llegue el fin de semana que en esta ocasión se convierte en cuatro días… ¡BieeeN! El motivo de esta vigila no es otro que a la señorita Teresa le ha dado por despertarse cada dos por tres. La razón: NI IDEA. Podría buscar miles de explicaciones si hago caso de todos los manuales sobre sueño de bebé, opiniones de otros padres y de distintos expertos que he ido leyendo en todos este tiempo. Sin embargo, como decía Guillermo de Occam, la explicación más sencilla suele ser la más acertada, así que opto por pensar que simplemente Teresa es muy comodona. A la chica se le cae el chupete durmiendo y cuando a la más mínima se mueve y es consciente, pues nada, a que mamá se lo vuelva a colocar.
Esta sencilla y modesta teoría que yo misma he creado, no sin horas de minucioso estudio y reflexión, podría hacerla más compleja:
- Podría ser que, debido a las horas de separación que mantenemos ya que mamá tiene que trabajar, Teresa quiere recuperar contacto y lo hace como lo que podríamos denominar “pequeña venganza”.
- Puede que esté acoplando las fases de sueño de bebé a las de un niño un poco más mayor.
- Podríamos pensar que le estén saliendo los dientes (todavía no tiene ninguno) y el dolor le provoque un sueño ligero por lo que se despierta fácilmente.
- Querría simplemente tener contacto conmigo, con lo que debería pasarla a mi cama.
- Puede que todavía no haya abandonado la etapa de angustia de la separación (Alrededor de los ocho meses).
- Quizás sea que está más alterada durante el día y se va poniendo nerviosa a medida que acumula cansancio y duerme mal.
- A lo mejor no ha tenido suficiente actividad durante la jornada.
- No habré seguido de forma exhaustiva sus rutinas.
- La temperatura de la habitación puede no ser la adecuada.
- ….
Así podría seguir una larga lista que haría interminable el post porque todavía se me ocurren muchas más cosas. Ante todo este cúmulo de posibilidades hay también un sin fin de modos de proceder que irían desde los métodos conductistas a otros menos estrictos que pasan porque los padres se fastidien acudiendo a cada reclamo del niño, pasando por los intermedios como el descatalogado libro de Elizabeth Pantley.
Yo en rachas como las actuales de Teresa he probado casi de todo, fundamentalmente acudir a ella, pero también confieso que en alguna ocasión la he dejado llorar durante un ratito. El caso es que ni ante uno ni ante otro ha habido una respuesta de las que te harían decantarte por algún método en concreto, con lo cual… a seguir poniéndole el chupe.

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