Como ya me imaginaba el primer contacto de Teresa con la playa no fue nada idílico. Sin ningún recuerdo del año pasado y teniendo en cuenta que por muchas explicaciones y detalles que le adelantásemos no se podía imaginar ni por asomo cómo sería, su primera reacción fue de asombro y desconfianza.
Sus ojos abiertos como platos daban muestra del impacto que le causó ver semejante espectáculo de la naturaleza unido al espectáculo humano, para qué negarlo. Ver niños correteando por un lado y por otro le incitaba a querer probar aquello pero al mismo tiempo no quería que la soltase de mis brazos. Esto unido a lo delicada que es para las nuevas texturas hizo que decidiese colocarla encima de una toalla antes de que tocara la arena. Y no me equivoqué porque fue ponerle un puñado en la mano y empezar a quejarse porque la tenía “susa”, así que pisarla ni en sueños.
La segunda prueba a superar fue el agua. Como a Teresa le encanta estar en el agua creí que no habría ningún problema mientras no la pusiese en el suelo y así fue. Risilla nerviosa, toma de confianza, salto de olas, besos, vueltas, chapoteo, sumergimos la cabeza… parece que todo va sobre ruedas y nos salimos. Decido dejarla de pie en la orilla porque con el juego parece que se ha olvidado de la arena. Cada vez que viene una ola y deja los pies bajo un manto de arena húmeda jugamos a buscarlos y parece que vamos superando miedos. (¡Esto funciona!). Lamentablemente con el juego me despisté un poco y llegó una ola que la puso empapada y todo nuestro ritual para amar la playa se fue al traste en un segundo.
La segunda jornada de playa comenzó más o menos de la misma manera pero en esta ocasión los primos hicieron a la perfección su papel de padrinos playeros. Cuando vio a María jugar con su pala y su cubo le pudieron más los celos que la grima por el nuevo elemento y optó por probar. Tanto se entusiasmó que al final del día ya caminaba sola por la arena, no sin algunos remilgos.
Yo que no he superado nunca mi aversión a la playa!!! jajajaa
ResponderEliminarJajajaja, como me recuerda a mis primeros días playeros. La mia muy parecida a la tuya. Ay que ver como nos lo curramos las madres eh!
ResponderEliminarSaludos wapa!
Igualito que julito¡¡hasta con lo de la ola¡¡¡Y lo cansado que es???pero compensa, claro que si.
ResponderEliminarBienvenida¡¡¡
Es una gozada verlos disfrutar en la playa. Sobre todo las que no la tenemos cerca...
ResponderEliminarNo le ha costado mucho superar sus miedos. A disfrutar con ella!
ResponderEliminarHola lo primero decirte que tienes un blog chulisimo y una niña guapisima,y lo de la playa mi peque este es el 1 año que la vio y tambien se sorprendio mucho pero enseguida le cojen el gustito menos mal que el verano no dura siempre si no acabariamos muertas jajajaja
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