miércoles, 26 de noviembre de 2014

Detalles de personalidad (II)

No me admira. No soy para ella fuente de inspiración ni tiene el mínimo interés en parecerse a mí. Es más, yo diría que con cada gesto pretende marcar distancias y demostrar que es muy opuesta a mí. Como si estuviese en plena adolescencia.

No lo entiendo. Se supone que está en la tierna edad en la que yo debería ser un ídolo para ella, en la que debería intentar imitarme y admiraría cada uno de mis pasos. Si atraviesa esta época en la que las madres somos heroínas para nuestros hijos y yo he pasado sin pena ni gloria para ella, me temo que posiblemente nunca disfrutaré de las mieles de sus elogios.

No recuerdo ninguna vez que me haya dicho que estoy guapa. En pocos momentos me regala algún halago porque considere algo bien hecho. Normalmente, aquellas cosas que para cualquier niño despertarían un gesto de gratitud hacia su madre, ella las suele evaluar con un “bueno…”. Es extraño porque Teresa no es una niña desagradecida, egoísta, poco cariñosa o despegada. Es algo que le ocurre solamente conmigo. Es exigente y el listón siempre lo pone por encima de lo que yo podría alcanzar. 

No le fascina mi trabajo ni quiere seguir mis pasos. Si dibujamos juntas odiará lo que yo he hecho. Nunca reconocerá que le gusta como voy vestida, lo más cerca que he estado de recibir un piropo es preguntar si lo que llevo puesto podrá ser para ella cuando crezca. Así es Teresa conmigo, exigente e inflexible, aunque eso sí, nunca escatima un te quiero.

martes, 18 de noviembre de 2014

Demasiado tarde

En esto de la maternidad ha habido muchas cosas que, lamentablemente, he aprendido tarde. Me refiero a cuestiones para las que antes de ser madre tenía idealizadas y que, ingenua de mí, una vez que me iniciaba en esta faceta estaba deseando descubrir.
Una de estas cosas que esperaba con inquietud era el momento confraternización con otros padres del colegio. Pensaba que encontrarme a madres y padres con hijos de la misma edad que mi hija supondría una oportunidad para compartir experiencias, intercambiar opiniones y poder encontrar soluciones a retos que se van planteando en el día a día. Pobre inocente.
Madres y padres del mundo, si leéis esto y todavía estáis a tiempo, huid de los grupos de padres del colegio. Olvidad la parte maquillada de esa conversación inocente sobre juegos compartidos en el patio del colegio. No caigáis en la trampa. Si todavía tenéis una oportunidad, reducid el contacto a la mínima expresión, a lo estrictamente aceptable según las normas de la buena educación.
Para mí ya es tarde. Yo ya he entrado en la espirar cumpleañera de dos al mes como mínimo, en el bucle de los fines de semana destinados a excursiones por el bosque, en la carrera por alcanzar el cupo razonable de espectáculos teatrales, cuentacuentos, conciertos, números de magia y un sin fin de cosas más. He perdido la autonomía de mis fines de semana y a veces llego a pensar que perderé la autonomía de mi propia vida. Y yo, en todo este vendaval de actividades, me dejo arrastrar impotente, como quien no puede luchar contracorriente,  incapaz de hacerle frente.

El tema de los grupos de whatsapp merece mención aparte. El nuestro tiene el original título de Supermamis.

martes, 11 de noviembre de 2014

Detalles de personalidad (I)

Por las mañanas se despierta de buen humor, y a veces incluso con muchas ganas de hablar, de cualquier cosa. El carácter le puede cambiar radicalmente si la ropa que he preparado no le gusta. No quiere abrigarse y siempre, siempre, siempre preferirá vestido antes que pantalón.
Le gusta bailar y se inventa todo tipo de coreografías, pero no lo hace para ella, quiere que la mire todo el rato, sin perder detalle. También le gusta la música, aunque siempre es reacia a escuchar algo nuevo y nunca, bajo ningún concepto, permite que yo cante. Como no le hago caso en mi casa las canciones suelen terminar en enfado.
Es familiar, le gusta estar con los abuelos y los primos y los echa de menos cuando no los puede ver. Le interesan las cosas del pasado que ella no ha vivido y cómo era nuestra vida de pequeños.
Es mimosa y le gustan las caricias. Al mínimo descuido está pidiendo que le acaricies la espalda. No tiene cosquillas en los pies. Es de risa fácil y le encanta gastar bromas. Hay momentos en los que algún comentario absurdo le hace reír tanto que le cuesta respirar y te pide que pares.


No tiene ningún reparo en decir te quiero pero cuando más los regala es en los momentos en los que se recuesta a mi lado o cuando se va a dormir. Entonces sus te quiero van acompañados de abrazos, besos y comparaciones infinitas (hasta la luna y más, todas las estrellas y los planetas y vuelta…), y te aprieta tanto que de verdad sientes que te adora más que a nada en este mundo.

viernes, 7 de noviembre de 2014

Decíamos ayer...


Después de tanto tiempo hoy vuelvo a pasar por este blog, con algo de vergüenza incluso por el abandono. Y ahora que estoy aquí de nuevo, me pregunto qué fue lo que hizo que lo dejase, ¿por qué dejó de parecerme gratificante contar las cosas que volvía a descubrir gracias a la experiencia de la maternidad? Pues no lo sé, la verdad. 


El caso es que hoy me veo aquí otra vez, con ganas de contar cosas, no sé si por mucho tiempo y si todavía encontraré algún lector despistado. En este tiempo, han pasado muchas cosas y no ha pasado casi nada, según se mire. Lo que no ha cambiado es la manera maravillosa en que cada día Teresa me hace redescubrir el mundo.