viernes, 25 de enero de 2013

Cuatro años

El día veinticinco de enero de hace cuatro años a esta hora todavía no había nacido Teresa y yo, aunque creía estar preparada, ni siquiera imaginaba el cambio que iba a experimentar. Había leído mucho, había escuchado todo tipo de consejos, pregunté a todo el mundo que pudiera contarme sus experiencias, y sin embargo me doy cuenta que todo esto no sirvió para explicar la transformación que, un cuerpecito pequeño y unos ojos tan abiertos mirándome fijamente, iban a provocar en mí. Y la transformación fue creciendo con el paso de los días, a medida que nos conocíamos y nos adaptábamos la una a la otra. Mis necesidades, mis prioridades, mis deseos y mis esperanzas han pasado de ser las mías propias a ser las de Teresa sin darme cuenta y sin hacer esfuerzo alguno. No creo que haya en este mundo algo más parecido a la magia.

Han pasado cuatro años en un suspiro. Hoy se ha despertado antes de lo habitual, enseñándome cuatro deditos en una mano y diciendo que hoy es un día especial. Y es tan especial que estoy emocionada y con la lágrima fácil, pensando en cómo podría yo agradecer al universo que me haya dado la oportunidad de ser su mamá y compartir con ella la vida.

¡Feliz cumpleaños Teresa!